.En la vía Restrepo…

Siempre se oyó decir que los terrenos de la vía a Restrepo eran los más frescos de esta parte del piedemonte llanero. Una imagen mental siempre verde con muchos destellos sobre los matices anaranjados que bordean las ramas y las figuras al atardecer. Los más conocedores se adelantaron hace un par de generaciones y se hicieron a sus grandiosas hectáreas casi sin hacer presencia, pero aun así se comentaba que hasta expresidentes tenían propiedades por allí, aunque jamás se les vio por allí, o al menos ninguno de los que narrábamos como una hazaña hacer la doble hasta Restrepo en monareta se topó con alguna figura.  En los 80s una bolsa con pan de tienda y bocadillos veleños eran  el festín para el camino, incluso un pedazo de panela  nos hacía sentir orgullosos como lo éramos de  Martín Ramírez, Lucho Herrera y Fabio Parra. Acerca de las piñas hubo muchas ideas emprendedoras como de las patillas y el marañón, pero lo cierto es que yo mismo me sorprendí décadas después, viendo la bolsita de piñas zarandeada al borde de la carretera. Un sabor dulce acompañado de una sensación fresca y suave que se había convertido en uno de los complementos de los paseos de fin de semana. De repente hay muchos carros familiares sobre esa vía, dulces de las abuelas, pan de arroz, envueltos, masato, avena, pandebono y unos pocos kilómetros más allá, se asa carne a la llanera (mamona) y mojarra frita. Todos los encantos de una ruta a un pueblo aledaño que en esta geografía se encuentra  a una distancia apta para los nuevos bikers.

Pero yendo en bici  se viaja entre contemplativo y meditabundo, pero un día de esos paré y le tomé la foto a la vendedora de piña, pues me resultó atractiva, sin embargo continué a mi ruta hasta Restrepo.